Un padre y su hijo sentados viendo un atardecer. Esas cosas que son más fáciles que pasen en verano.
- ¿Verdad que es bonito esto hijo?
- Sí papá. Me gustan mucho estos colores.
- Pues disfrútalos que mañana empieza todo.
- ¿Qué quieres decir?
- Pues eso hijo. Que mañana empieza todo de nuevo. Lo que hacemos durante gran parte del año.
- ¡Ah! ¡Vale!…
- ¿Qué pasa hijo?
- Nada…
- Hombre… yo diría que algo está rondando tu cabeza.
- Puede…
- Va venga, suéltalo ya. Ya sabes lo que te decimos sobre guardarte las cosas que te preocupan.
- ¿Por qué mañana empieza todo y no puede empezar hoy?
- ¿Cómo?
- Papá, una pregunta no se contesta con otra pregunta. Eso también me lo decís…
- Ok, tienes razón. Porque mañana todos empezamos, también las otras personas, a hacer las actividades que hacemos más días a lo largo del año.
- ¿Y eso quién lo ha decidido?
- ¿Cómo que quién lo ha decidido? Perdón… pues bueno los calendarios habituales están hechos así…como el tuyo del cole.
- ¿Y por qué no decidimos cuándo empezamos a hacer las cosas cada uno de nosotros?
- Hay cosas que las hacemos con otras personas y nos tenemos que poner de acuerdo.
- ¿Y las de cada uno? ¿No puedo escoger mis cosas?
- En general, esas sí.
- Pero no es lo que me has dicho. Habrá cosas que tendré que empezar a hacer ya porque trabajáis, pero puede que yo prefiera empezar dentro de un mes o ahora.
- Hay veces que no se puede elegir y otros eligen por ti.
- ¿Por qué?
- Bueno…por el bien común.
- ¿Y quién dice que los que deciden el bien común, realmente eligen lo que es bueno para todos?
- La sociedad está montada así….
- Pues habrá que cambiarla.
- Me parece bien.
- En todo lo que pueda yo decidiré cuando. Y miraré de no dejarlo para más tarde. Mejor hoy.
- Vas a tener trabajo, hijo. Miraré de ayudarte en lo que pueda.
Siguieron disfrutando del atardecer en silencio.
Daniel Barreña
Coach deportivo, educativo y de desarrollo personal