El proceso educativo es una constante selección y decisión. Guardería, colegio, instituto, universidad, máster y formación continua. Unas veces se trata de una decisión personal e individual y en otras la toman por ti, como por ejemplo la guardería a la que fuiste.
Todo este proceso está marcado por la confusión. ¿Qué confusión? Pues la habitual en muchas de las cosas que vivimos. Nunca o casi nunca, sabemos toda la verdad. Este es uno de los pasos, que más que confusión podría calificarse como falta de transparencia, pero no es el único. El segundo factor es la acumulación de información.
¿Es posible contrastar toda la que puedes llegar a obtener? De no ser así, en tu proceso de toma de decisiones, realizas, por lo general, una selección o eliminación de los que menos te convencen, más te gustan, etc. ¿Cómo puedes estar seguro de que la selección que realizas es la mejor o más adecuada para lo que deseas?
No puedes. Es imposible contrastar todo lo que te dicen. Las dos cosas unidas, generan una realidad confusa, voluntaria o involuntariamente, que impiden que puedas estar seguro de tu decisión. Dos ejemplos rápidos.
Escoger el colegio de tu hijo o hija. Te informas, vas a las puertas abiertas, hablas con familias, etc. Te muestran unas cosas pero no sabes toda la verdad. Ningún colegio te va a decir si en el claustro existen personas que dudan de aspectos del proyecto educativo. Siempre te dirán que disponen de un claustro super implicado y que creen a pies juntillas en él. ¿En serio te crees que en un grupo de 15, 20 o 30 personas todas piensan lo mismo en todo? Y si fuera así, ¿no piensas que falta un poco de criterio propio?
Otro ejemplo, escoger un curso de formación continua. ¿En qué te fijas? Valoraciones de las personas que lo han realizado, institución que lo imparte, etc. ¿y no te extraña que todas vayan en la misma dirección? Si sabes buscar, encontrarás alguna crítica constructiva no muy favorable… pocas por eso.
Hoy día vemos fake news en las redes y por todos sitios, manipulaciones de todo tipo. Pero esto no es nuevo, se utiliza en muchos sectores y estamos más inmersos en estas situaciones de lo que pensamos. Esto hace que la selección y decisión que realizas de muchas cosas, la haces realmente desde una realidad, falsa realidad que dicen algunos, confusa de forma real (por su complejidad) o de forma artificial.
¿Entonces qué hago? Lo primero y más importante es dejar de obsesionarte por tomar la mejor decisión posible. Mira de hacerlo, por supuesto, pero no la alargues en exceso, si puedes, y no la evalúes de forma constante una vez tomada. Diferencia bien, entre lo que puedes controlar y lo que no, lo que pueden controlar desde la institución del curso o escuela y lo que no…
Y lo más importante. Recuerda que siempre, puedes tomar otra decisión que cambie los efectos de la anterior. Pocas decisiones no se pueden cambiar. Puede que varíen las opciones que tenías en el momento de escoger, pero no tienen porqué vivir años por una decisión que no te convence y ya lo sabes. Toma otra.
Daniel Barreña
Coach deportivo, educativo y de desarrollo personal