Ver a un jugador o jugadora en racha es algo espectacular de presenciar. Probablemente el deporte en el que más fácilmente son observables estas rachas es el baloncesto. Es aquello típico y tan americano de estar “on fire”.
He tenido la suerte de poder disfrutar de un jugador o jugadora así en numerosas ocasiones. Como compañero, como entrenador, como espectador, como coach, … Y si, también en alguna ocasión como entrenador rival e incluso alguna lo he disfrutado…Es un estado de flow espectacular en el que además observas, por lo general, como el protagonista y su equipo lo disfrutan. Más el equipo que el propio protagonista.
Lo que más observo últimamente es a jugadores, más jugadores que jugadoras, que buscan forzar ese estado, forzar esa racha de acierto. Y por lo general no lográndolo. ¿Por qué pasa esto? Por lo observado y comentado con alguno, extraigo algunas conclusiones.
La primera va ligada a la que he comentado anteriormente. Cuando he observado una racha espectacular, por lo general el equipo lo disfruta de forma visible más que el propio protagonista. Este lo está disfrutando, pero fluye de una forma natural y ese estado de flow conlleva una concentración que podría perderse con según qué celebraciones externas.
Esto lo uno a la segunda consideración. Hoy día se quiere disfrutar por encima de todo. Ser protagonista. Se busca serlo de cualquier forma. Quieren meter dos triples seguidos y que todo se centre en ellos. Celebrando cada canasta como si fuera la decisiva del partido con su celebración particular. Cuando celebra la primera, su concentración deja de estar en el juego y difícilmente llega el segundo triple.
También añado una tercera que es la ansiedad. Desea tanto esa racha de acierto que, al meter la primera, busca casi con desesperación meter la segunda. Y eso le lleva a una toma de decisiones errónea. Se salen de la dinámica del juego para realizar un tiro forzado que, al ser así tiene un porcentaje de acierto menor, y por lo general fallan.
Por último, añadiría una cuarta consideración que puede o no darse. Esta es la confianza. Tanto por exceso como por falta. Por exceso ya que llagan a pensar que todo depende de ellos y, tras meter la primera, ese exceso de confianza les lleva a tomar decisiones que en otros momentos no tomarían. Y por falta de confianza, normalmente producida por jugar menos de lo que uno espera o por estar rindiendo por debajo de sus posibilidades, lleva a hacer pensar que, tras meter la primera, la segunda y la posible racha cambiarán toda esa situación actual.
Todo esto es un coctel en el que concentración, toma de decisiones, ansiedad y confianza actúan sin duda como ingredientes.
La racha, estar on fire, los estados de flow surgen dentro de un contexto en el que lo forzado no suele estar presente. Y más en un deporte en el que entran tantas variables en juego.
Forzar no es una solución, por más que un día puedas hasta desequilibrar un partido de forma definitiva. Seguir jugando y seguir teniendo esas buenas sensaciones que seguro que te vienen por más de una acción de las que realizas, te otorga más números para ser el protagonista de una de esas rachas que seguro que disfrutarás y disfrutarán.
Daniel Barreña
Coach deportivo, educativo y de desarrollo personal